Aunque el 'cold brew' parece una tendencia reciente, lo cierto es que sus orígenes se remontan varios siglos atrás. En Japón ya se elaboraba en el siglo XVII con un método de goteo lento conocido como Kyoto-style coffee, introducido por comerciantes holandeses que transportaban café desde Indonesia y necesitaban una forma práctica de prepararlo durante las travesías. Esta técnica, que consistía en dejar caer el agua gota a gota sobre el café molido, no solo permitía conservar mejor la bebida en largos viajes, sino que también ofrecía un sabor más limpio y complejo. En otras culturas asiáticas como Tailandia, India o Vietnam también existen versiones propias del café frío, algunas incluso con café soluble. Pero ha sido en los últimos años cuando esta forma de preparación ha resurgido con fuerza en Estados Unidos y Europa, gracias a su sabor único, su versatilidad y su atractivo estético.
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